Auto sacramental el gran teatro del mundo

La mejor canción de Navidad que he oído nunca. Te dará escalofríos.

Las obras de Calderón de la Barca (1600 – 1681) son un icono de las tablas en todo el mundo. El autor está considerado uno de los más grandes escritores teatrales del Siglo de Oro español. Tal distinción la comparte con eminencias de la talla de Miguel de Cervantes, Lope de Vega y Tirso Molina. Los cuatro crearon obras teatrales de fama mundial, así como un tipo de representación escénica menos extendida, pero de sublime calidad artística: los autos sacramentales.

Calderón de la Barca se distinguió también por otras facetas biográficas; muchas de ellas se reflejan en sus creaciones teatrales. Entre ellas podemos citar: noble, militar, intelectual, poeta, eclesiástico y testigo de excepción de los principales acontecimientos políticos y sociales del siglo XVII. Tal versatilidad contribuyó sustancialmente a la profundidad de sus historias, sus frases y sus personajes.

Sin embargo, no se ordenó sacerdote (como le hubiera gustado a su autoritario padre) y a partir de 1922 optó por alistarse en el ejército. Fue una época dura, ya que él y sus hermanos se vieron obligados a vender sus bienes heredados para poder sobrevivir. Durante los años siguientes, Pedro Calderón recorrió Flandes y el norte de Italia en diversas campañas bélicas al servicio del XNUMXº Condestable de Castilla.

Dar buenos frutos – Domingo 27 de febrero de 2022

El Gran Teatro del Mundo, del director catalán Calixto Bieito, es una fastuosa ópera barroca contemporánea basada en el «experimento» textual del dramaturgo del siglo XVII Calderón de la Barca (1600 – 1681) La vida es sueño (1635/6): una contemplación épica del destino y el libre albedrío, la realidad y la ficción y el sentido de la vida en general.

Casi contemporáneo de Shakespeare (1564-1616), Pedro Calderón la Barca vivió en los últimos años del Siglo de Oro, cuando la economía española florecía tras la sangrienta conquista de América y las artes y la literatura españolas recibían cuantiosas subvenciones de los Austrias Felipe II y Felipe III. A esta época pertenecen los pintores Diego Velázquez y El Greco, el dramaturgo Lope de Vega y el escritor Miguel de Cervantes (El Quijote). Era una época de guerras casi continuas.

Calderón, soldado, sacerdote católico y depresivo incorregible, escribió comedias, novelas de suspense, zarzuelas musicales y obras que combinaban ambos géneros. Sus obras de teatro «auto sacramental», de las que La vida es sueño es la más discutida, enfrentan a los protagonistas entre sí y a sus propios dilemas humanos personales-universales, lanzándolos a una escenografía radical y a tramas inspiradas en los clásicos griegos locos (Edipo).

Siglo de Oro español

(3.4)NingunoEste Auto sacramental es una pieza crucial para entender el nihilismo Barroco, la sensaci n de que el mundo es una fantasmagor a que marca el declive del imperio espa ol. Esta obra destaca por su percepci n del mundo como algo alucinante y su extra a religiosidad. Este auto sacramental es una pieza crucial para entender el peculiar nihilismo del Barroco, una sensación del mundo como una fantasmagoría, que marcó el declive del imperio español. Esta obra destaca por su percepción del mundo como ilusorio y por su religiosidad…. (más)todos los miembros▾MiembrosAgregados recientemente porKulturmarkt, framji, filaor, Bruno126, tmvalerom, llibresantjoan, llibreprovenzannúmerosmostrar todos▾Etiquetas

Danzas tradicionales filipinas: una fiesta cultural única

Los autos sacramentales (auto, «acto» u «ordenanza»; sacramental, «sacramental, perteneciente a un sacramento») son una forma de literatura dramática exclusiva de España e Hispanoamérica, aunque en algunos aspectos similar en carácter a las antiguas obras de moralidad de Inglaterra.

El auto sacramental se presentaba siempre en las calles con motivo de la celebración de la fiesta del Corpus Christi. Iba precedido de una solemne procesión por las principales calles de la ciudad, decorándose las casas a lo largo del recorrido en honor de la ocasión. En la procesión aparecían los sacerdotes portando la Hostia bajo un espléndido palio, seguidos de una devota muchedumbre, en la que, en Madrid, a menudo aparecían el rey y su corte sin distinción de rango, y por último, en hermosos coches, venían los actores de los teatros públicos que iban a tomar parte en la representación. El cortejo solía detenerse ante la casa de algún dignatario mientras los sacerdotes celebraban ciertas ceremonias religiosas, mientras la multitud se arrodillaba como si estuviera en la iglesia. Al término de éstas, se daba el auto. Estos espectáculos, así como la procesión, se celebraban con gran esplendor y suponían un gran gasto, limitado únicamente por los recursos de la ciudad en la que tenían lugar[1].