En vivo desde el teatro real

Teatro eventos reales

En el marco de la Temporada Cultural Otoño 2014 de Sió Cinema, llega a Siófok el Barbero de Sevilla de Rossini adaptado al escenario operístico.Esta chispeante producción de la comedia de Rossini está protagonizada por dos de las más grandes estrellas de la ópera actual: María Bayo como la joven pupila Rosina y Juan Diego Flórez como su apuesto pretendiente, el Conde Almaviva. El astuto Fígaro, el Barbero, es Pietro Spagnoli.Esta hermosa grabación capta brillantemente esta producción, que pasa de un elegante blanco y plata a un caleidoscopio de colores para el bullicioso final.El Barbero de Sevilla de Rossini desde el Teatro Real Madrid, en la gran pantalla en alta definición y sonido digital 5.1.

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El Teatro Real es un teatro de ópera de Madrid, España[1][2] Situado en la Plaza de Oriente, frente al Palacio Real, y conocido coloquialmente como El Real, está considerado como la máxima institución de las artes escénicas y musicales del país y uno de los teatros de ópera más prestigiosos de Europa.

La primera piedra del Teatro Real fue el 23 de abril de 1818, bajo el reinado de Fernando VII, y fue inaugurado formalmente por su hija la reina Isabel II el 19 de noviembre de 1850. Cerró en 1925 por daños en el edificio y reabrió el 13 de octubre de 1966 como sala de música sinfónica. A partir de 1991, se sometió a importantes obras de reforma y renovación y finalmente reabrió como teatro de ópera el 11 de octubre de 1997 con una superficie de 78.210 metros cuadrados y un aforo máximo de 1.958 localidades.

Desde 1995, el teatro está gestionado por una fundación pública en cuyo Patronato están representados el Ministerio de Cultura del Gobierno de España, el Gobierno de la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento de Madrid. Desde 1998, su orquesta principal es la Orquesta Sinfónica de Madrid.

Mi reproductor de ópera

Christopher Alden creó esta Partenope para la ENO de Londres en 2008, en una coproducción con la Ópera de San Francisco y la Ópera de Australia. La producción se centra en los aspectos cómicos de la obra, y la dirección escénica es muy buena, intentando (aunque no siempre lo consigue) dar vida a una trama en la que ocurre muy poco. La acción se desarrolla en los años 20 en una elegante casa donde se encuentran Partenope y sus pretendientes. Los decorados y el vestuario son atractivos, y la iluminación es magnífica.

La dirección musical fue confiada a Ivor Bolton, de cuya dirección tenía grandes expectativas, pero sólo se cumplieron parcialmente. Me decepcionó su lectura un tanto monótona del primer acto, en el que se perdieron matices. Las cosas mejoraron en los dos actos siguientes, aunque se necesita un director magistral para dar vida a esta ópera. La excelente Orquesta del Teatro Real se desenvuelve mejor en otro tipo de música que en las partituras barrocas.

En el primer reparto, el papel de Partenope, la reina de la antigua Nápoles, fue cantado por Brenda Rae, una soprano ligera con una voz atractiva y una buena presencia escénica. Brilla en la parte alta de la tesitura y no tiene problemas con la coloratura, pero me parece que se queda corta en las notas graves, que llegan con dificultad al público. La soprano Sabina Puértolas interpretó a Partenope en el segundo reparto, y estuvo excelente. Hizo una de las mejores interpretaciones que recuerdo de ella: una presencia escénica viva y creíble y una voz con una notable homogeneidad de registros.

Teatro real temporada 22 23

Mañana, 24 de septiembre, a las 20:00 horas, el Teatro Real emitirá Otello de Giuseppe Verdi (1813-1901), una coproducción del Teatro Real con la English National Opera -donde se estrenó con gran éxito en septiembre de 2014- y la Royal Swedish Opera, que presentó la ópera en marzo de 2015.

Otello nació gracias a la habilidad y perseverancia del gran editor Giulio Ricordi (1840-1912), que durante varios años convenció a un Verdi retirado para que retomara su producción operística, que había abandonado tras el estreno de Aida en El Cairo en 1871.

En aquella época, Giuseppe Verdi era un compositor maduro y reconocido, con una larga y exitosa carrera; gozaba de una gran situación económica y era muy popular y querido por su activa participación en la inestable vida italiana. Verdi decidió dejar de crear ópera, dejando paso a una nueva generación de compositores que intentó renovar los ideales de la ópera italiana, bajo la poderosa influencia de Wagner y sus obras.

Sin embargo, la estimulante fuerza de las obras de William Shakespeare (1564-1616) despertó a Verdi de su letargo y, con el trabajo de los sobresalientes libretos del también compositor y poeta Arrigo Boito (1842-1918), compuso, bien entrados los 70 años, sus dos últimas y más grandes óperas:  Otello y Falstaff.  Con la primera, inició la más profunda renovación de su lenguaje musical, con una profunda síntesis de los elementos que formaban la ópera italiana de la época, marcando el final de un ciclo de casi dos siglos. Con la segunda, llevó la ópera cómica a un nuevo nivel de refinamiento y delicadeza, rematando con un exquisito y nostálgico elogio a la juventud y al amor.